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Los coches modernos son peores

Los coches modernos emiten menos CO2 pero más gases nocivos para la salud


Actualmente hay una serie de protocolos anticontaminación en las ciudades que básicamente consisten en prohibir los coches viejos y los diesel. Esto se debe a que según la creencia general estos coches contaminan más. Esto no es del todo cierto o al menos si se diferencia el tipo de contaminación. La contaminación que emiten los coches o mejor dicho los motores de combustión son de dos tipos, uno es el dióxido de carbono (CO2) y otro son gases y partículas nocivas para la salud humana.


CO2


Efectivamente, como alguno se habrá dado cuenta el CO2 lo he puesto en una categoría diferente a la de gases nocivos para la salud humana. Esto es porque el CO2 no es malo para la salud, al menos que no sea en concentraciones tan grandes que no respires otra cosa y eso no va a pasar aunque aumentemos las emisiones y pases 1.000 años. Aunque el CO2 no es malo para la salud sí es un gas que produce efecto invernadero yes uno de los gases responsables del calentamiento global, por lo tanto es un gas contaminante, y de ahí que se hagan normativas para reducir sus emisiones.


Gases nocivos para la salud


Los gases nocivos para la salud son los óxidos nitrosos (NOx) que en su mayoría es dióxido nitroso NO2 y otra serie de partículas que son nocivas como HC que son hidrocarburos sin quemar o mal quemados, CO o monóxido de carbono y partículas en suspensión. Las partículas en suspensión es lo que se ha llamado siempre hollín, aunque este hollín está compuesto por partículas muy pequeñas.


Un motor de combustión tradicional quema el oxígeno que hay en el aire con el combustible (gasolina o gasoil) en la cámara de combustión. Los gases resultantes son únicamente CO2. El resto de gases que entran en la cámara de combustión no reaccionan y salen exactamente igual que entraron. El aire se compone de muchos gases, en su mayoría nitrógeno (78%), oxígeno (21%), argón (0,93%), dióxido de carbono también llamado CO2 (0,04%) y otros gases en menor medida. Esto es así en un motor teórico o un motor de poco rendimiento, entra aire y combustible en la cámara de combustión y por el escape sale CO2 sustituyendo al oxígeno y combustible quemado y el resto de gases exactamente igual que han entrado. Los motores actuales son diferentes. Los motores actuales se han miniaturizado, es decir son cada vez más pequeños, y han mejorado su rendimiento principalmente por dos razones. La primera es la búsqueda de los fabricantes de gastar menos combustible con la misma potencia, es decir aumentar el rendimiento, para ahorrar dinero en gasolina. La otra es la normativa contra el cambio climático. Hasta la llegada de las normativas anticontaminación las marcas de coches competían en motores cada vez más grandes y potentes. El consumo era importante pero no tanto como ahora. Existe una relación directa entre consumo y emisiones de CO2. Cuanto mayor es el consumo de combustible, más oxígeno se necesita y mayor es la cantidad de CO2 emitida después del proceso de quemado. Debido a las normativas para reducir las emisiones de CO2 los fabricantes se han visto obligados a cambiar los motores y hacerlos más eficientes. Cada vez los hacen más pequeños conservando la potencia. Las autoridades primero fomentaron la compra de motores diesel ya que estos necesitan menos oxígeno para funcionar y por lo tanto las emisiones de CO2 son menores. Estos nuevos motores emiten mucho menos CO2 al consumir menos pero a cambio emiten muchos más gases de los otros, los nocivos para la salud. Esto mayoritariamente ocurrió en Europa ya que en Europa había una obsesión en reducir las emisiones de CO2. En EEUU la preocupación era otra. EEUU se ha saltado o no ha cumplido casi nunca los convenios de reducción de CO2 y esto es porque su obsesión era otra, era la de emitir menos gases de los otros, de los nocivos para la salud. Es por esto que los coches americanos consumen mucho más y emiten más CO2 que los europeos pero a cambio estos emiten muchos más gases nocivos para la salud. Como en Europa hasta hace muy pocos años solo se medían los niveles de CO2 de los coches, siempre hemos dicho que cada vez los coches contaminaban menos.


Como casi siempre se suele mezclar todo y durante años incluso décadas se ha asociado la contaminación solo al CO2. Esto es lo que en Europa, obsesionados con las emisiones de CO2 nos ha llevado a hacer motores diesel, potentes y cada vez más pequeños. Para sacar la misma potencia con menor cilindrada hay que conseguir aumentar la temperatura y la compresión a la que funcionan esos motores. Se incorporan mecanismos como el turbo y otros que aumentan el rendimiento. Esto provoca que en esas condiciones las emisiones de óxidos nitrosos (NOx) y otros gases nocivos aumenten. Además esos motores también emiten restos de combustible sin quemar y partículas muy pequeñas, lo que comúnmente se conoce como hollín. Este hollín no es como el tradicional sino que debido a que se produce en una cámara a alta presión y temperatura, es tan pequeño que es capaz de entrar en los pulmones, en los alveolos y pasar a la sangre. Este hollín lleva radicales muy fuertes que se pegan a las células y las puede cambiar provocando cáncer. La consecuencia de las políticas europeas en contaminación nos ha llevado a esto.


Ya sabemos lo que sucede. Podemos decir que el afán por emitir cada vez menos CO2 nos ha llevado a reducir estas emisiones a cambio de aumentar las emisiones de NOx y otras partículas y gases que son muy perjudiciales para la salud. Un coche de hace 20 años emite mucho más CO2 que uno de hace 2, pero emite muchos menos gases nocivos para la salud humana. Como todo se mezcla, decimos que el coche viejo contamina más, y es cierto pero es más saludable para la salud una ciudad con esos coches que una con coches nuevos. Por el contrario en EEUU se han concentrado en que los coches emitan muchos menos gases nocivos descuidando el CO2. Quizá los que mejor lo han hecho han sido los asiáticos. En Asia, principalmente Japón, se han mirado todos los gases y eso ha hecho que actualmente sean los primeros y los que más avanzado llevan el coche híbrido.


Ahora vemos como la mala política europea al concentrarse solo en las emisiones de CO2 para cumplir los protocolos firmados, ha llevado a Europa y a sus marcas a fabricar coches que son malos para la salud y que ahora deben cambiar. Después de casi obligarte a comprar un diesel, resulta que el diesel que compraste, el cual cumplía la normativa Euro 5, es nocivo para la salud. Coche que estará circulando todavía unos 8 o 10 años de media. Además los alcaldes de las ciudades europeas están sacando normativas que no solucionan nada ya que están prohibiendo la entrada a coches que emiten menos gases nocivos y dejando entrar a los que más gases de ese tipo emiten. Los niveles de CO2 podrían corregirse con tecnología o plantando árboles. Existen proyectos de paneles que capturan el CO2 pensados para colocar en las ciudades, lo que no hay es tecnología que elimine los efectos negativos de respirar los gases emitidos por esos motores nuevos. Los mecanismos empleados por los coches para capturar las partículas y gases nocivos como la válvula EGR o los filtros antipartículas solo eliminan una pequeña parte de estos y por lo tanto no eliminan el problema. Además, de esto no se libran los coches que funcionan con gasolina. Se está echando toda la culpa al diesel porque los estudios hechos en laboratorios dicen que los coches de gasolina emiten muchos menos gases nocivos para la salud que los diesel. Esto se ha demostrado falso. Hasta hace muy pocos años los estudios eran solo en laboratorio. Se mete un coche en un banco de pruebas y se le mantiene a una velocidad constante con aceleraciones progresivas y continuas. Cuando los estudios se han hecho en circulación real en donde hay acelerones y frenazos, en donde la velocidad no es constante a marchas largas, las conclusiones son que los coches de gasolina emiten la misma cantidad de gases nocivos o incluso a veces más que los diesel. ESto cambia mucho si el combustible usado es gas, tanto gas natural como GLP. Los coches de gasolina que se mueven con gas emiten mucho menos CO2 y muchos menos gases nocivos para la salud. A cambio pierdes potencia pero todo no se puede tener. Quizá, habría que obligar a que los nuevos coches sean hídridos, eléctricos o propulsados por gas (GNC si es gas natural o metano y GLP si es gas licuado del protróleo o butano). Los coches de gas son también de gasolina, aunque lo que habría que hacer es obligar al conductor a usar gas dentro de las ciudades, algo casi imposible de controlar por otra parte, pero que de hacerse así reduciría mucho los gases nocivos para la salud dentro de las ciudades.