2 de mayo de 1808
La revuelta del 2 de mayo se caracteriza por dos cosas, una es la valentía de los españoles y la otra la cobardía de los altos mandos del ejército y de la nobleza y burguesía
En la mañana del 2 de mayo de 1808 hay rumores en Madrid de que el duque de Berg, Murat, quiere llevarse de España a la reina de Etruria y al infante don Francisco de Paula a Bayona, Francia, donde el emperador Napoleón retiene a los reyes viejos Carlos IV y su esposa y la su hijo y Rey de España Fernando VII y su esposa. Napoleón ha invadido España valiéndose de artimañas. Invita a los reyes a Francia mientras pasa las tropas de camino a Portugal para hacer la guerra. Aprovecha para secuestrar a los reyes e invadir España sin resistencia, simplemente ocupa los puestos de poder aprovechando la cobardía de los reyes y la disputa por el poder existente entre Carlos IV y su hijo Fernando VII. Carlos IV tuvo que abdicar el 19 de marzo de 1808 después del motín de Aranjuez.
En la ciudad hay 10.000 soldados franceses y 20.000 más en los alrededores. A las tropas españolas se les ha retirado la munición por orden del capitán general de Madrid y Castilla la Nueva, y jefe de la junta de Gobierno de España, Francisco Javier Negrete, para contentar a Murat.
Los españoles están recelosos y las tropas españolas piden sangre. El alto mando sin embargo está más preocupado de contentar al invasor. Es en este clima cuando se ordena llevarse a los últimos miembros de la Casa Real a Bayona. Cuando se disponen a llevárselos la muchedumbre que está en la plaza del palacio, la actual plaza de Oriente, empieza a agitarse. Una agitación está alentada con gente que ha venido a Madrid a “liarla” ya que hay desde hace días rumores de que se van a llevar al infante a Francia el día 2. Al principio parece que se pueden calmar los ánimos pero las tropas francesas deben huir antes de ser linchadas. La mecha ha prendido.
Los franceses sacan los cañones y los disparan sin compasión contra la población civil. Este es su peor error y lo lamentarán. Se corren las voces y la gente empieza a matar franceses. Salen a la calle con navajas los hombres y con tijeras las mujeres y empiezan a atacar a todo francés que ven por la calle. Se oye a la gente pedir armas. Se corre la voz por toda la ciudad y empieza la revuelta. La gente desde los balcones tira macetas y lo que tiene a mano cuando pasan las tropas francesas y todo el que tiene armas en casa las coge y sale a la calle. La consigna es matar franceses y defender la patria.
Esto no es así en toda la ciudad. Las autoridades españolas y los generales del ejército se niegan a dar armas a los civiles que las piden, contienen al ejército dentro de los cuarteles e intentan calmar los ánimos mientras se ponen a las órdenes del invasor.
A pesar de estos cobardes, el pueblo sale a la calle a apedrear franceses y a acuchillarlos con sables cuando los tienen pero mayoritariamente con navajas y tijeras. Hombres, mujeres y niños están defendiendo la patria mientras los soldados están en los cuarteles retenidos por el alto mando traidor.
Los franceses movilizan todas sus tropas pues la muchedumbre ha tomado la ciudad. La Puerta del Sol hay unas 10.000 personas con palos, navajas, cuchillos, piedras y tijeras. Una de las cosas que por lo visto más impresionó a los franceses es ver a las mujeres españolas tijera en mano atacando a soldados franceses.
Los franceses trasladan el cuartel general por miedo a ser sitiados del Palacio Real a la Cuesta de San Vicente. Mandan correos a todas las tropas de los alrededores y movilizan todo lo que tienen.
Los españoles organizan la defensa en varias plazas y entradas a Madrid. En la Puerta de Toledo hacen una barricada y aguantan durante largo rato el ataque de la caballería sin más armas que lo que pilla cada uno en su casa. En la Puerta del Sol carga la caballería con los mamelucos a la cabeza. Es la primera vez que civiles desarmados repelen un ataque de caballería. Los combates son sin piedad, los hombres y las mujeres españolas se tiran a los caballos que vienen en descarga con una navaja o unas tijeras. Consiguen matar muchos franceses y tenerlos en jaque durante horas.
Los presos de la Cárcel Real se amotinan dentro de la prisión y piden salir a defender España. Salen con la promesa de regresar luego. De los 94 presos 38 se negaron a salir, 56 salieron. De los 56 que salieron resulta muerto 1, 2 desaparecidos que se dan por muertos, 1 prófugo y 51 regresaron después del combate.
Pero no todos los militares se quedan en los cuarteles. Los capitanes Daoiz y Velarde con el Teniente Ruiz y otros oficiales, suboficiales y soldados se dirigen al parque de artillería de Monteleón. Allí van a sacar armas para el pueblo que se amontona en la puerta pidiéndolas y a combatir desobedeciendo las órdenes de sus superiores. Cuando llegan hacen prisioneros a las tropas francesas que se encuentran dentro y se preparan para la resistencia. Las tropas españolas del parque de artillería se unen a la fiesta que van montar.
Los franceses acuden al parque de artillería para evitar lo que ya ha pasado, que lo tomen patriotas. Cuando llegan, los reciben a cañonazos y balazos. Se hacen fuertes dentro del parque de artillería. A los defensores se unen varios civiles, entre los que hay también mujeres.
Murat ordena atacar el parque de artillería pero sin éxito. Los repelen cada vez que vienen. Con el tiempo, los refuerzos y sobre todo la cobardía de los altos mandos del ejército que no salen a ayudar, las tropas francesas se van haciendo con el control de la ciudad. La la 1 de la tarde la revuelta está casi controlada aunque el precio es muy alto, las bajas son numerosas. Nunca habían visto nada igual. Tenían media Europa conquistada y habían combatido en África pero esto nunca lo vieron.
Una vez controlada la ciudad se concentran en el parque de artillería de Monteleón que resiste provocando numerosas bajas entre los franceses. A pesar de que al parque llegan órdenes del alto mando del ejército español ordenando la rendición, los defensores no se rinden. Una y otra vez repelen los ataques. Llevan 800 hombres a atacar pero no hay manera. Ahora, una vez sofocada la revuelta pueden llevar más tropas y material al parque de artillería para tacarlo. Llevan varios cañones y regimientos. Bombardean durante un rato mientras disparan con fusiles sin dar descanso. Los españoles que defienden el parque de artillería llevan horas defendiendo la posición y ya cuentan con más de 100 soldados franceses prisioneros y varios oficiales.
Cuando las tropas francesas avanzan después de un intenso bombardeo el espectáculo no lo olvidarán jamás aquellos que sobrevivan. Los españoles lejos de rendirse les esperan con sables, navajas y tijeras en la mano. Consiguen repeler los ataques hasta dos veces seguidas combatiendo cuerpo a cuerpo. La tercera vez los franceses consiguen entrar y finalmente sobre las 3 de la tarde hacerse con la posición. Velarde yace muerto y a Daoiz se lo llevan a su casa malherido con varios balazos y bayonetazos a morir. No hacen más de una treintena de prisioneros de los cuales muchos van a morir de las heridas. Al resto los fusilarán al día siguiente.
El 3 de mayo de 1808 fusilarán a muchos madrileños en venganza pero la mecha a prendido. La guerra se extiende a toda España. Es una guerra de guerrillas en la que todo español ataca sin cuartel a los franceses. Será la primera derrota de las tropas de Napoleón. Dicen que ya se lo advirtieron cuando decidió invadir España, como se levanten los españoles te vas a enterar. Algo así le debieron decir. Y es que los españoles estamos continuamente enfrentándonos entre nosotros pero que tenga cuidado el que nos ataque.
Bando de los alcaldes de Móstoles:
Señores justicias de los pueblos a quienes se presentare este oficio, de mi el alcalde ordinario de la villa de Mostoles.
Es notorio que los franceses apostados en las cercanías de Madrid, y dentro de la Corte, han tomado la ofensa sobre este pueblo capital y las tropas españolas; por manera que en Madrid está corriendo a estas horas mucha sangre. Somos españoles y es necesario que muramos por el rey y por la patria, armándonos contra unos pérfidos que, so color de amistad y alianza, nos quieren imponer un pesado yugo, después de haberse apoderado de la augusta persona del rey. Procedan vuestras mercedes, pues, a tomar las más activas providencias para escarmentar tal perfidia, acudiendo al socorro de Madrid y demás pueblos, y alistandonos, pues no hay fuerza que prevalezca contra quien es leal y valiente, como los españoles lo son.
Dios guarde a vuestras mercedes muchos años.
Mostoles, dos de mayo de mil ochocientos y ocho.
Andrés Torrejón    Simón Hernández