La ayuda que mata

La ayuda humanitaria en el tercer mundo mal efocada perjudica más que ayuda, es una ayuda que mata


Hace años leí un libro de una economista africana llamada Dambisa Moyo que se llamaba Cuando la Ayuda es el Problema. En este libro se analiza el porqué de la pobreza en África y una de las conclusiones es que la ayuda de los países occidentales impide la prosperidad del continente. Esto pudiera parecer contradictorio, ¿cómo es posible que la ayuda humanitaria sea un problema? La respuesta es, porque elimina el mercado.


Existen muchos problemas por los que África sigue pobre y el fundamental es la falta de libertad, la falta de libre mercado y por supuesto la corrupción que impide ese libre mercado con lo que al final todo se reduce a esa falta de libertad económica.


La ayuda mata


Los países occidentales y sobre todo sus ONG en su inmensa sabiduría (nótese la ironía) envían ayuda humanitaria al tercer mundo y sobre todo a África. Sin duda la intención es buena y la causa noble pero el resultado es nefasto. Vamos a poner un ejemplo para entenderlo.


Supongamos que usted es un habitante de uno de esos países africanos y que por consiguiente es pobre, muy pobre. Bueno, usted se da cuenta de algo que y es que la gente necesita calzado en su país. Muy pocos pueden permitirse uno pues andan escasos de dinero. Usted ve que a pesar de ser un país pobre existen vehículos a motor que van sobre ruedas. Estas ruedas cuando están desgastadas se tiran a un vertedero pues no tienen ningún valor una vez desgastadas. Usted gracias a sus habilidades y al hambre agudiza su ingenio y se da cuenta de que tiene ruedas de coche gratis y gente que necesita calzado. Entonces se le ocurre el negocio, hacer calzado con ruedas de coche. Esto es algo muy común en los países pobres. Entonces empieza con el negocio, hacer calzado con las ruedas. Se va al vertedero y allí aprende el oficio de un zapatero que se dedica a lo mismo. Se pone de aprendiz al principio y luego empieza a trabajar por su cuenta. De repente tiene un trabajo por el que es capaz de ganarse la vida. Todo parece que va bien. Evidentemente para los lectores ese trabajo será un trabajo poco digno pues apenas gana un par de dólares al día y para ello debe emplear mucho tiempo. Para usted, el zapatero pobre del país pobre es un gran oficio. Ha pasado de no tener trabajo y tener un futuro en el que muere de hambre a tener un oficio con el que puede mantenerse a sí mismo y a su familia. En un país pobre con un par de dólares al día y con lo que cultiva su mujer en su casa puede mantener a sus 4 hijos y ese que viene de camino. Está contento, pues antes estaba mucho peor. Ahora puede que sus hijos no tengan que trabajar a edad temprana y puedan ser educados, tal vez hasta puedan aprender a leer.


Todo parecía ir bien hasta que vienen los occidentales con su enorme sabiduría. Resulta que los occidentales han visto que tu país es pobre y que la pobre gente que allí vive no tiene un calzado adecuado. Esa pobre gente debe conformarse con un calzado hecho de ruedas de coche usadas, una vergüenza que occidente permita eso. Así que una ONG llena de buenas intenciones decide enviar al tercer mundo calzado gratis. Envían zapatos y zapatillas hechas en occidente y compradas con donaciones y subvenciones de occidente, enviadas al tercer mundo y repartidas entre los pobres. De repente te has quedado sin trabajo. Gracias a las buenas intenciones ahora ya nadie compra tu calzado pues están dando otro gratis y que encima es mejor. Tu pequeña empresa acaba de quebrar y ahora debes ir a una ONG occidental a que te den ayuda humanitaria pues te has quedado sin ingresos. Allí ves a tu vecino, ese que decidió hacer una pequeña empresa de conservas. Compraba pescado a los pescadores, lo hacía en conserva y lo llevaba a la ciudad en donde la gente que no tiene nevera lo compraba. Ahora una ONG llena de buenas intenciones reparte comida gratis, también en conserva procedente de los excedentes de la producción occidental y comprada con donaciones y subvenciones occidentales. Él también se ha quedado sin trabajo y ahora también vive de la ayuda humanitaria.


Así es como con buenas intenciones acabamos de cargarnos una industria creciente en un país. Nosotros no lo vemos como industria y nos parece poco digno pero eso es porque vivimos bien gracias a que nos hemos aprovechado de la riqueza creada por nuestros abuelos y padres en occidente. Hace 100 años nosotros estábamos igual que ellos ahora y nuestros abuelos o bisabuelos vivían exactamente igual. A Ellos los dejaron prosperar y crear riqueza y así sus hijos, nuestros padres vivieron mejor y aprovechando la riqueza creada, crearon mucha más y les dieron a sus hijos, a nosotros, la oportunidad de estudiar y de no trabajar. Ahora vivimos así gracias a decenas o cientos de años de prosperidad, de creación de riqueza. Esto es lo que impedimos cuando enviamos ayuda al tercer mundo. Impedimos que prosperen y les volvemos dependientes de nuestra ayuda. No generan riqueza porque viven de nuestra caridad y esto es así porque le impedimos ganarse la vida.


Cómo debe ser la ayuda


La ayuda debe de ser de dos tipos. Una es una ayuda de emergencia cuando algún país sufra una catástrofe. Si hay un terremoto o una sequía que elimine las cosechas, hay que enviar ayuda porque de lo contrario morirán. Esta ayuda debe ser limitada en el tiempo ya que de perpetuarse se les impedirá prosperar. La segunda ayuda debe de ser un tipo de ayuda que no elimine el mercado. Se pueden hacer infraestructuras que les permitan mejorar en la comunicación y así comerciar mejor. Se puede ayudar a dar educación pues esto hará que puedan acortar los plazos de salida de la pobreza. Se puede dar ayuda médica pero es mejor forman médicos y que sean ellos los que hagan los programas de vacunación o médicos. También se les puede dejar que vendan sus productos libremente en occidente. En occidente tenemos normalmente trabas a la importación de alimentos y además subvencionamos la agricultura. Esto impide que agricultores de países pobres puedan vender sus productos aquí. Además con frecuencia cuando venden algo aquí se lo boicoteamos con excusas ecologistas. El aceite de palma se boicotea porque se desforesta para hacer plantaciones para sacar el aceite de palma. Claro, a lo mejor es mucho mejor que esa gente no cultive nada y se muera de hambre o viva de nuestra generosidad. Si queremos que prosperen no podemos impedirles cultivar.


Es mejor no ayudar que hacerlo mal


Una prueba de que es mejor no ayudar que hacerlo mal es la diferencia entre Asia y África. África recibe mucha ayuda y la mayoría mal enfocada, Asia no la recibe. Asia ha prosperado y África sigue igual. En Asía no se pusieron OGN a impedir que se abrieran fábricas en las que se pagaban sueldos bajos, en África sí. Esas fábricas pagan poco para los estándares occidentales pero mucho para las familias que trabajan. Ellos prosperan con esas fábricas al igual que lo hizo España con las fábricas que se instalaron en los años 60. Pagaban poco según el estándar francés o británico pero a nosotros nos sacaron de la pobreza. En Asia no hay OGN repartiendo comida y calzado gratis, en África sí. Además en Asía se han abierto al mercado y compran productos occidentales y también venden sus productos en occidente, en África no. Esto es porque África produce comida que está subvencionada en occidente y protegida, Asia vende ropa que no lo está.


En conclusión, es mejor no hacer nada que hacerlo mal.


Para todos aquellos que quieran leer el libro de Dambisa Moyo, aquí les dejo la referencia:
Cuando la Ayuda es el problema
Dambisa Moyo
En Amazon: pincha aquí