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Servicio Militar Obligatorio, la mili

El servicio militar obligatorio o mili, es algo obsoleto que no debe volver

Recientemente el presidente de la República Francesa, Emmanuel Macron, ha desempolvado una propuesta electoral que había dejado aparcada después de ganar las elecciones, restablecer el servicio militar obligatorio. El servicio militar obligatorio fue eliminado en Francia en 1997. Durante las elecciones fue la propuesta más polémica de su programa que incluso provocó bromas. Ahora, una vez ganadas las elecciones dice que es una promesa electoral que por lo tanto se cumplirá, eso sí, con matices. Resulta que no es exactamente un servicio militar al viejo uso, sino según sus palabras es una experiencia ciudadana de la vida militar, de la mezcla social y de la cohesión. ¿Qué es exactamente eso? Bueno, pues como nadie sabe qué es eso al preguntarle de nuevo dijo que no es un servicio militar sino un servicio nacional. Conclusión: ni él lo sabe. Lo único que se sabe es que será para jóvenes de entre 18 y 21 años, que lo harán tanto hombres como mujeres y que su duración será de un mes. Sí, no es broma, ¡un mes! Las críticas no se han hecho esperar. Ni los militares están contentos pues han dicho que el ejército está para hacer la guerra y no para educar.

Ahora viene lo mejor. Después de esta propuesta cuando menos extraña, en España se ha abierto el debate. Sí, tampoco es broma, hay gente que quiere que vuelva la mili. Por supuesto la mayoría no están en edad de hacerla, así que en realidad lo que proponen es algo muy español, que se haga pero que lo haga otro. Y es que para muchos el servicio militar obligatorio daría valores de respeto, educación, esfuerzo y sobre todo disciplina a una juventud que según ellos está perdida. Una juventud de ninis (ni estudian ni trabajan). Otra vez más caemos en algo que también es muy español, decir que está todo muy mal.

Bueno, pues ni todos los jóvenes son ninis, ni la mili inculcaba esos valores que dicen sus partidarios. Recuerdo perfectamente a los soldados de reemplazo (así se llamaba a los estaban haciendo el servicio militar obligatorio). En la mili, el que era un niño mimado, lo seguía siendo. No comía el rancho sino que sus padres le mandaban dinero para que comiera en la cantina y además si se le exigía algo se daba de baja psicológica. El que era trabajador en la vida civil, lo era también en la militar. El que era trabajador y además le gustaba, no solo hacía lo que le mandaban sino que se esforzaba para superarse. Al final la mili no educaba a nadie, sino que venían educados de casa. Además, en 9 meses, que era el tiempo de servicio que debían prestar, no les daba tiempo a apredender nada, cuando más sabían y se les podía sacar partido, se iban. A todo esto hay que añadir que un ejército que no es profesional no está preparado para ir a la guerra. Los soldados no están debidamente formados y la sociedad no quiere enviar a sus hijos, los cuales están forzosos, a una guerra. Con un ejército profesional la cosa cambia. Los que están, están formados y además han elegido estar ahí.

Si hablamos desde el punto de vista de la libertad, algo de lo que presumimos en las democracias liberales, obligar a hacer la mili es todo lo contrario. La libertad es siempre individual, no existe la libertad colectiva, y la mili elimina la libertad individual de elegir lo que quieres hacer en tu vida y a lo que te quieres dedicar. Los partidarios de la mili dicen que esa libertad individual debe coartarse a cambio de un supuesto bien colectivo. Ya he explicado que no existe ese bien colectivo pues no se educa a nadie, pero de existir ¿por qué debería estar obligado a colaborar? ¿Por qué debo hacer forzosamente algo que no quiero hacer aunque eso me reporte beneficios? La respuesta más habitual es para servir al Estado. En realidad no es así, ya que no sirves al Estado sino que le haces un gasto. En realidad te coartan tu libertad para servir a los caprichos de políticos populistas.

Desde el punto de vista práctico, tampoco es una buena idea el servicio militar obligatorio. Como he explicado antes, no educa a nadie pero sí parte la carrera profesional de muchos. Aquellos jóvenes que están trabajando, no pueden acceder a un trabajo indefinido hasta finalizada la mili. Esto es algo que pasaba cuando existía la mili, pero parece que se ha olvidado. Esos jóvenes, tienen que dejar un empleo y salir fuera del mercado laboral para perder el tiempo contando mantas. Luego tienen que hacer un esfuerzo extra para volver a reincorporarse al mercado laboral y buscar otro empleo. Si hablamos de jóvenes que estudian, la cosa es hasta peor. Resulta que un joven que haya hecho dos carreras, sepa dos idiomas y tenga un máster, en vez de incorporarse al mercado laboral para coger experiencia, debe irse a contar mantas a una furrielería, al servicio de un cabo que probablemente no tenga ninguna carrera y no sepa idiomas. Los primeros empleos de los licenciados son mal pagados y en ocasiones con muchas horas de trabajo, pero esto es fundamental para completar su formación. Deben empezar a trabajar para adquirir esa experiencia laboral que junto con sus conocimientos les servirá para tener un trabajo bien remunerado en el futuro. Cojamos a los más cualificados y pongámoslos a barrer, contar mantas en una furri y a desfilar en vez de incorporarles al mercado laboral. No parece una buena idea.

Por último está el coste. Según Le Monde el servicio que propone Macron que es de solo un mes de duración, le costaría a Francia entre 2.000 y 3.000 millones de euros al año. Francia tiene una población de 66,9 millones de habitantes de los cuales aproximadamente 3,5 millones están entre los 18 y 21 años (edad a la que se haría el servicio militar obligatorio). España tiene 45,9 millones de habitantes de los cuales aproximadamente 2,1 millones están entre los 18 y 21 años. Si el cálculo de gasto en Francia con 3,5 millones de jóvenes que deben hacer la mili es de entre 2.000 y 3.000 millones al año (tomemos la media de 2.500 millones), haciendo una regla de tres a España le costaría unos 1.500 millones al año hacer un servicio militar de tan solo un mes de duración. Esto equivale a la quinta parte del presupuesto para defensa, que para 2017 fue de 7.635 millones de euros.

Resumiendo, sacrificaríamos la libertad de muchos jóvenes que sí están estudiando o trabajando, además de obligarles a hacer un esfuerzo para reincorporarse a la vida laboral después de cortarles su progresión. También despilfarraríamos cientos de millones de euros al año y al final no conseguiríamos nada, porque los nins seguirán siendo ninis en lo que los padres o el Estado les siga manteniendo y los jóvenes de provecho seguirán siéndolo.

Por todo esto, creo que la idea de Macron es una estupidez y además que el servicio militar obligatorio es algo obsoleto que no debe volver.